Las aventuras del doctor Alquitrán | Listín Diario

2022-11-14 15:03:08 By : Ms. Esse Zhao

-No se trata de la sobervia irracionalidad de un manicomio, ni de salvajismo popular impregnado hasta los tuétanos de malicia, de maritoquina, de cizaña. Es un asunto aún más grave, puesto que pone en juego todo lo que somos, todo aquello que pretendemos mejorar en esta vida. La misma vida está en juego aquí. Es por lo que tantas veces he dicho que las heridas, los deslices y dislates o hasta los disparates -y al decir esta palabra atacó con los ojos a Vandalis-, por usted, ujum, ujum, por usted...digo por nosotros cometidos, son minucias, son gajes del oficio, oficio que tan libremente hemos escogido y que define nuestras vidas. En palabras de mi extrañado tío Aquino, todo eso es paja pa la garza.

Quien así hablaba era un doctor Maximiliano Alquitrán algo reflexivo, pero a la vez en un tono de patrón, como juez que da una orden o dicta sentencia. Iba sentado como muy pocas veces al volante del peñón con ruedas.

A su lado iba un Emerson Vandalis más aboyado que el mismísimo peñón con ruedas, con la cabeza toda cubierta por gasa y mucho algodón.

Vandalis: -No le niego la razón, doctor. Sólo recuerde que, como muchas veces usted mismo ha dicho, nos enfrentamos a un enemigo muy grande, mayor de lo que uno mismo pueda imaginar.

En ese mismo momento el peñón con ruedas guayó ruidosamente en medio de la muy transitada avenida Tiradentes, casi bajo el semáforo de la esquina con la avenida Jhon F Kennedy.

Dr Alquitrán: - ¡No te agarres de ahí, Vandalis! Tú sabes muy bien de lo que estoy hablando. Además hubo que llevarte al hospital y mira cómo quedaste, mira bien al espejo.

Una muy gorda cabeza toda cubierta por gasa blanca -como un tonel de los que ponen sobre los techos de la casa para llenarlos de agua-, con unos lentes casi de juguete azules, se vio en el espejo retrovisor del peñón con ruedas que en ese momento saltó violentmente al caer en un hoyo.

Vandalis: -Ayyyyyyyy. Es cierto en parte, pero no pierda de vista la calle por piedad Dr Alquitrán, que si cae en otro hoyo, no creo que yo llegue vivo al estadio Quisqueya.

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